El programa de transporte de personas migrantes en autobús alteró el debate sobre la inmigración. El gobernador Greg Abbott quiere dar a la policía de Texas mayores poderes en la vigilancia de las fronteras.
Cuando ya ha transcurrido año y medio desde que el gobernador Greg Abbott comenzó a enviar en autobuses a los migrantes recién llegados a Texas rumbo a grandes ciudades demócratas cuyos líderes habían prometido proporcionar refugio; el estado de Texas ha enviado más de 50.000 migrantes a destinos de todo Estados Unidos, lo que ha contribuido a ocasionar una crisis de acogida en diversas ciudades que ha reconfigurado el debate sobre la migración.
Cuando Abbott anunció que los primeros autobuses se enviarían a Washington en abril, muchos vieron la decisión como una forma de que el gobernador ganara puntos políticos al llamar la atención sobre lo que, según él, era la inacción del presidente Joe Biden en la frontera. El gobernador de Florida, Ron DeSantis, decidió hacer lo mismo y fletó un avión para transportar a 48 migrantes desde Texas hasta Martha’s Vineyard, Massachusetts.
Aunque Texas ha sido responsable de la llegada de miles de inmigrantes a ciudades con dirigentes demócratas, muchos más han llegado allí por otros medios. En Nueva York, por ejemplo, la ciudad ha contabilizado más de 120.000 llegadas desde la primavera de 2022, según datos proporcionados por la ciudad. De ellos, unos 20.000 llegaron en autobuses fletados por la gobernación de Abbott.
Pero el programa de Abbott ha concentrado un gran número de migrantes, a menudo aquellos con poco dinero y pocos vínculos existentes que aceptan un viaje gratis, en un pequeño número de ciudades específicas elegidas por Texas, y los ha entregado de una manera muy visible
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